Fotografía de Pedro Inácio

Torreón de Lozoya. Salas de Caballerizas
25 septiembre – 30 noviembre 2015

UNA NUEVA PERSPECTIVA SOBRE NUESTRO ACUEDUCTO

En este mes de septiembre, en el que las Jornadas Europeas de Patrimonio (JEP) están sensibilizando a la ciudadanía sobre la riqueza y diversidad cultural de los países que forman la Unión, la Fundación Caja Segovia ha querido aportar su personal contribución, celebrando en la Sala de las Caballerizas del Torreón de Lozoya la muestra “Acueductos de Portugal. Agua y Patrimonio. Fotografía de Pedro Inácio”, que será inaugurada el próximo viernes, 25 de septiembre, a las 20:00 horas. De acuerdo con el espíritu de las JEP, la exposición busca concienciar sobre los múltiples papeles que desempeña el legado cultural (conocimiento, cohesión social, desarrollo económico, diálogo intercultural, desarrollo sostenible…), constituyendo una llamada de atención que, desgraciadamente, sigue siendo necesaria ante hechos vandálicos como el que afectó recientemente al acueducto segoviano con una pintada. Por otro lado, la muestra quiere celebrar los 30 años de la declaración de este edificio y de la ciudad de Segovia como Patrimonio de la Humanidad, unido a la feliz noticia de que nuestro Acueducto será imagen, a partir del año próximo, de las monedas españolas de dos euros.

La exposición, promovida por la Empresa Portuguesa das Águas Livres (EPAL), con el apoyo de la Fundación Caja Segovia y del Museu da Terra de Miranda,  está estructurada en dos apartados, presentándose en el primero las principales características de estas construcciones hidráulicas, en tanto que el segundo se dedica monográficamente a los veintiún acueductos portugueses fotografiados por el comisario de la muestra, Pedro Inácio.Este último contenido dota a la exposición de una gran singularidad, puesto que nunca en Segovia se había observado al acueducto –tomado como tipología arquitectónica- desde la perspectiva de su perpetuación en el tiempo más allá de la época romana, donde siempre se han buscado paralelismos en busca de respuestas a las incógnitas temporales y tecnológicas que todavía plantea. Portugal es un país idóneo para ello puesto que, cronológicamente, sus acueductos fueron construidos entre los siglos I y XIX, demostrando la validez y eficacia de estas estructuras de origen romano.

La exposición nos lleva así desde el acueducto de la ciudad romana Conimbriga (del siglo I) a manifestaciones contemporáneas como el “Aqueduto do Alviela”, levantado por los arquitectos portugueses Nunes de Aguiar, Cabral Couceiro y Sousa Gomes, entre 1871 y 1880, al objeto de reforzar el abastecimiento de agua a Lisboa, tarea en la que era complementado con cuatro máquinas de vapor que elevaban el agua hasta su canal. Entre ambas referencias temporales, los acueductos portugueses están llenos de curiosidades. Gótico es el “Aqueduto dos Arcos” (Setúbal). Del siglo XVI son el “Aqueduto do Vilarinho” (en Miranda do Douro), el “da Água de Prata” (Évora), el de S. Sebastiâo (en Coimbra), el “da Usseira” (Óbidos) y el de Torres Vedras, que desemboca en la fuente gótica monumental más bella de Portugal, el “Chafariz do Canos”. Entre los siglos XVI y XVIII se construye el acueducto de Vila do Conde, con la friolera de 999 arcos, distribuidos a lo largo de sus 5 kilómetros de extensión; esta estructura está considerada como uno de los diez acueductos más bellos del mundo.

Foto Acueducto de TomarLlamativas son también las finalidades para los que estos acueductos fueron construidos, dado que no sólo sirvieron para abastecer pueblos y ciudades. El de “dos Pegôes” (en Tomar) se levantó en el siglo XVI para el abastecimiento del Convento de Cristo. De finales del XVII es el Acueducto de Serpa, realizado para el Palacio de los Condes de Ficalho. En el XVIII se construirían el de Louriçal (en el concejo de Pombal) para el Monasterio del Santísimo Sacramento,  el de “S. Antâo do Tojal” (en Loures) para abastecer el Palacio de los Arzobispos y el del Cabo Espichel para uso del Santuario de Nossa Senhora do Cabo. Igualmente se erigieron acueductos para alimentar fuentes ornamentales y para satisfacer las lógicas necesidades de irrigación de grandes jardines reales, como el construido para el Palacio-Convento de Mafra, o los dos que se levantaron para el Palacio Real de Queluz. Paradigmático por su buen aprovechamiento fueron los llamados “de Cacilhas” y “do Arneiro” (siglo XVIII), ambos  en Oeiras, que abastecían los jardines, estanques y cascada de la quinta de recreo del Marqués de Pombal, una fábrica de seda e incluso una fuente pública.

Entre las singularidades de este patrimonio está el arco central del “Aqueduto das Águas Livres”, que abastecía a Lisboa, el más alto construido en piedra de todo el mundo, con sus 65 metros de alzada y 29 metros de anchura (longitud, esta última, equivalente a la altura del Acueducto de Segovia). Igualmente llamativo es el “da Amoreira”, construido entre los siglos XVI y XVII para suministrar agua a la población de Elvas, con sus cinco pisos de arcos.

Comisario de esta exposición y autor de sus fotografías es el lisboeta Pedro Inácio, museólogo e investigador del área de patrimonio, responsable de las exposiciones temporales del Museu da Água (Lisboa). Inició su actividad fotográfica en 1984, realizando su primera exposición individual en 2005. Desde entonces, ha participado en más de cincuenta exposiciones individuales y colectivas en Portugal y en otros países como España, Corea del Sur, Rumanía y Estados Unidos, así como en varios concursos de fotografías nacionales e internacionales. Es autor de cuatro libros que abordan diferentes temáticas, resultantes de su trabajo de investigación sobre patrimonio.

La presente exposición, de carácter itinerante, comenzó su andadura en 2011, habiendo sido presentada Foto Acueducto de Coimbraen numerosos espacios culturales portugueses, así como en el Museo de Historia de Rumanía (Bucarest), en el Museo del Agua de Boston y en la Universidad de Rhode Island (Estados Unidos), siendo ésta la primera ocasión en que se contempla en España.

La muestra podrá visitarse en las Salas de la Caballerizas del Torreón de Lozoya hasta el próximo 30 de noviembre.
(folleto)